martes, 15 de diciembre de 2009

Vargas: Una deuda pendiente

VARGAS: Una deuda pendiente
A 10 AÑOS DEL DESLAVE DE VARGAS, LA ESPERANZA AÚN SE MANTIENE DE PIE

Los días 15 y 16 de diciembre de 1999 entraron en la historia de Venezuela como los días en los que se desencadenó la mayor catástrofe natural acontecida en el territorio nacional, motivada por una inusual vaguada o frente frío que se quedó estacionado durante los 2 últimos meses de ese año sobre la Cordillera de la Costa y de pasó descargó más del doble de la cantidad de lluvia que se precipita sobre el estado Vargas en todo el año. Si bien es cierto que dicho fenómeno metereológico y orográfico se ha repetido en diversas ocasiones (la previamente anterior fue en 1951), no hay que dejar de destacar que para 1999, la población había crecido exponencialmente y las áreas urbanas del Litoral Central aún ocupan las zonas de desembocadura de los ríos y quebradas que surcan la región. El mecanismo de la tragedia, visto desde un ángulo personal, es demasiado difícil de describir y mucho más si sumamos la perspectiva de las personas que perdieron a familiares, amigos y conocidos en ese evento de proporciones gigantescas. Las imágenes televisivas y las fotografías de las riadas que bajaron de la montaña arrasando a su paso, las cuales le dieron la vuelta al mundo se quedan cortas frente a los relatos de lucha, sacrifico, tragedia, bondad, miseria y demás sentimientos que se desencadenaron durante e inmediatamente después.

En los 10 años que han transcurrido de dicho evento, Vargas ha tenido 3 gobernadores (Alfredo Laya, Antonio Rodríguez San Juan, y el actual, Jorge Luis García Carneiro), 3 alcaldes (Lenín Marcano, Jaime Barrios y el actual Alexis Toledo), pero un solo presidente (Hugo Chávez Frías), diversos planes de desarrollo y recuperación del estado (Plan Vargas 2000, REVIBA, entre otros) y aún no se le ve el queso a la tostada, como se diría coloquialmente, al proceso de recuperación gradual de la tragedia. Muchos sectores afectados tales como Marapa-El Piache, La Pedrera, Piedra Azul, Los Corales, Tanaguarena, Carmen de Uria, Anare, cuyas edificaciones en ruinas siguen siendo en su mayoría monumentos de las huellas de la catástrofe; muchos varguenses prefieren hacinarse en las cuencas de los ríos y quebradas aún a riesgo de un evento natural similar pero con el argumento difícil de rebatir que refiere a la problemática de la vivienda a nivel regional y nacional; un dominio total del grupo político que apoya al actual Gobierno en la región y al mismo tiempo una ausencia total de políticas y de resultados patentes sobre la tragedia y de haberlas aún son muy tímidas e insuficientes, como por ejemplo más palpable, 9 años para reconstruir el Polideportivo José María Vargas y abrirlo a la gente incompleto precisamente por el último proceso electoral del 23 de noviembre de 2008.
Los pobladores de Vargas continuamos pisando los escombros llenos de dolor y seres queridos, todavía hoy caminamos sobre cloacas que bañan caminos y carreteras de nuestros barrios y urbanizaciones, después de muchas promesas nunca abrieron la maternidad de Macuto, lo que hace que los varguenses nazcan en Caracas, se pautaron el control de torrentes, pero algunas no han sido acabados (el de los corales en el río San Julián es el más avanzado aprox 85%), el resto pasa sin pena ni gloria como obras mal ejecutadas. Aún no se les da respuesta a los habitantes-dueños de casas en Los Corales, El Casco Histórico de La Guaira, patrimonio Cultural de la Humanidad, no ha tenido una real y efectiva recuperación. Las obras no avanzan y las promesas caen en el olvido.
Sin embargo, hay razones para estar optimistas: los varguenses han desarrollado un poderoso arraigo por su tierra y su idiosincrasia y una extraordinaria resistencia para desafiar todas las previsiones pesimistas sobre el desarrollo del estado y una maravillosa convicción de seguir adelante; de hecho gran parte del tímido despegue económico del estado se la debemos a los trabajadores del puerto (hoy amenazados) y del aeropuerto, de los pocos empresarios y emprendedores y de la gente en general que sigue bregando y luchando todos los días con una sonrisa en el rostro, con una actitud abierta ente el resto de Venezuela y el mundo, con un ritmo corporal al compás del tambor de estos lares y con gritos de lucha que rezan “Yo no me iré, yo no me iré, yo de La Guaira nunca me iré” ,de esta costa que baña el mar Caribe desde Chuspa hasta la mitad este de Puerto Maya. Una tierra que aún conserva intacto el enorme potencial turístico tanto de bellezas naturales (Playas y montañas) como de legado cultural (Casco Colonial de La Guaira y Maiquetía, manifestaciones culturales y del folklore como Las Sardinas de Naiguatá, los diablos de Tarmas, las fiestas de San Juan Bautista) que nos haría resplandecer con luz propia frente al mundo. Un lugar donde la esperanza aún se mantiene de pie contra todos los pronósticos pesimistas. A 10 años del deslave de Vargas, los varguenses somos la principal esperanza para esta tierra cuyas heridas cicatrizan al ritmo de nuestra pasión y ganas de vivir y prosperar. Esta conmemoración es el mejor momento para seguir avanzando, surgiendo y brillando. ¡Seguiremos creyendo en Vargas y en su gente!

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